jueves, 21 de noviembre de 2013

Las claves geopolíticas del "Gibraltar de América"


Por Fernando Moyano 

Ponencia presentada en el panel "Del Uruguay tapón al Uruguay botón, Uruguay y las misiones de paz, claves geopolíticas", Facultad de Ciencias Sociales, 18 de noviembre de 2013, en el marco del Día del futuro organizado por la diaria. 
Los uruguayos participamos con 13 a 15 % de nuestras FFAA en las misiones de Paz. Llevamos años y años, siempre estamos en los lugares que nos asignan, sin embargo donde se decide y reparten los recursos no existimos ni para servir el café. 
Mujica, Asamblea ONU, 25/09/13
Algunas potencias... piensan que la ONU debe y puede sustituir a la ocupación belga. Para ellos la ONU debe ser una especie de biombo, un medio para mantener su domino o bien para abrir una fase de una nueva colonización. 
Patricio Lumumba, días antes de ser asesinado, enero de 1961

Introducción

La participación de Uruguay en las llamadas Misiones de Paz de Naciones Unidas, una policía global para el mantenimiento del orden planetario capitalista en escenarios de riesgo, está hoy a la orden del día, pues se han evidenciado las profundas contradicciones que este fenómeno implica

Veamos la participación de Uruguay en la MINUSTAH, contingente militar para la “estabilización de Haití” que lleva casi diez años, y del cual Mujica anuncia la intención de retirarse a la brevedad, hoy cuando está a la vista el total fracaso de sus objetivos declarados.

La columna vertebral de la operación son los países latinoamericanos, los mismos que debemos al pueblo haitiano el ejemplo y empuje inicial de nuestra vida independiente..

Pero mirando más de cerca, tomando los efectivos desplegado por los países sudamericanos y sumando sus poblaciones, tendremos para el conjunto excepto Uruguay, una participación promedio de 10 efectivos por millón de habitantes. Uruguay tiene 234 por millón. (Para todos, cifras en el momento pico).

Además de explicar el qué y por qué de las “Misiones de Paz”, es claro que la participación de Uruguay es un fenómeno singular, y esa singularidad también debe ser explicada.

Nuestro trabajo expone tres hipótesis, que ordenan los temas

1) Las llamadas misiones de paz, son una policía globalizada al servicio del orden capitalista planetario

2) La desproporcionada participación de Uruguay en ellas se explica por dos factores, uno es la condición de enclave político del orden imperial, función que se asume para compensar la falta de importancia económica del país y la debilidad relativa congénita de su burguesía. Tomamos esta idea que tiene conocidas raíces en lo mejor de nuestra tradición intelectual, y que lleva hoy también a las mismas conclusiones y propuestas programáticas
3) El otro factor consiste en que esta participación busca financiar, mantener y justificar el aparato militar hipertrofiado, parasitario e inútil para una defensa militar territorial que no es necesaria, pero sí lo es como reserva para la preservación del orden burgués en el país
4) Por último, la eclosión de estas contradicciones se manifiesta hoy en los problemas de la presencia de tropas uruguayas en Haití

Misiones de mantenimiento del orden imperial capitalista
Las llamadas “misiones de paz” de Naciones Unidas han ido transformándose. Comenzaron siendo fuerzas desplegadas excepcionalmente (desarmados o ligeramente armados) para preservar y vigilar el cumplimiento de acuerdos previos de paz o armisticio alcanzados por contendientes enfrentados en conflictos bélicos reales pre-existentes.

Caso primero y modélico, en el armisticio de 1948 entre Israel y los países árabes, un “organismo para la vigilancia de la tregua”. También fue de ese tipo el de Cachemira (paz entre India y Pakistán) que contó con la primera participación de Uruguay, desde 1952 hasta hoy.
Gradualmente las “misiones” pasan a ser verdaderas intervenciones armadas. La primera de gran envergadura es en el Congo, 20 mil hombres en 1960. Es también el primer caso en que se evidencia la condición de “biombo colonialista” del que habla Lumumba, asesinado poco después con la complicidad de Naciones Unidas
La guerra civil en el Congo sigue hasta hoy. Tan sola en el período 1998-2003 (“Segunda Guerra del Congo”) hubo 4 millones de muertos. Naciones Unidas sigue allí, y es tan cómplice como el primer día

No el mantenimiento de la paz, sino el mantenimiento del orden imperial en los puntos de disturbio en la periferia capitalista es lo dominante en las llamadas misiones de paz
De los 115 mil efectivos desplegados en 15 misiones hoy en curso, un 3% corresponde a viejas misiones de vigilancia o participaciones marginales en guerras en la periferia de Europa o Medio Oriente. Hay una participación pesada para contener una guerra cruenta (Líbano, 10% del total). Estas son fuerzas neutrales entre bandos beligerantes
Un 77% son intervenciones en los “puntos fallidos” de la periferia, en África. Son pesadas intervenciones armadas, fuerzas combatientes a favor de uno de los lados (ejemplos claros, Congo y Malí), no buscan la paz sino el sometimiento de uno de los bandos en conflicto
Y en el caso muy particular de Haití (10% del total) no hay un conflicto armado, Se usó la excusa de que estallaría uno, lo que no ocurrió en diez años; es un conflicto político que se quiere dirimir o contener por medio de una intervención militar
Estas guerras de intervención han ido modelando su propia “legitimidad” acomodando el Derecho Internacional a la necesidad de circunstancias, el fusil y no el lápiz ha escrito la ley. Tal el caso de utilización forzada de convenios internacionales de inmunidad para las fuerzas de la ONU por acciones de guerra (injustificado de por sí) que se aplica ¡para no aceptar la responsabilidad por la introducción del cólera en Haití!
Este papel militar de Naciones Unidas que cumple su Department of Peacekeeping Operations (DPKO), busca aligerar el esfuerzo militar de las potencias imperialistas, en primer lugar de EEUU, que recargadas por el “overstrech” (sobredimensionamiento, sobre-expansión) de su esfuerzo de guerra. También tiene la finalidad de dar una cara de legalidad a la guerra permanente de mantenimiento del orden mundial
El sistema capitalista mundial atraviesa hoy además la crisis de la hegemonía yanqui, que provoca un proceso conflictivo en curso para la redistribución de las cuotas de poder y la posible transición hacia una forma de “imperialismo colectivo”

Defendiendo su propia cuota hoy en cuestión, tratando de compensar su retroceso productivo y financiero, el imperialismo yanqui busca sacar ventaja de su superioridad militar arrastrando al mundo al borde de la guerra en cada conflicto político que aparezca
Esto trae a su vez la necesidad de delegar el esfuerzo militar de mantenimiento del orden (una vez impuesto) a fuerzas colectivas subordinadas, las “misiones de paz” (“Tercerización del imperialismo”).
La propia naturaleza del sistema hace que los puntos más conflictivos se presenten en las áreas de la periferia más sometidas a la depredación y la destrucción de la vida, los supuestos “Estados fallidos”, en realidad sociedades en que la explotación llega a tal grado que se socava la base misma que hace posible un Estadlo capitalista semi-autónomo como dispositivo de control
Y es en cambio a los países periféricos que tienen ese “orden para exportar”, en que la reproducción de las relaciones sociales capitalistas produce orden y predomina sobre la destrucción de orden que siempre ocurre, a quienes se delega la función mercenaria
En el lenguaje conocido de nuestras fuerzas armadas habría entonces países “jefes y oficiales” que mandan (países centrales), países “tropa” que obedecen (caso de Uruguay) y países “pichis” (o “Estados fallidos”) sobre los cuales se interviene (Haití, países africanos).

Fuente: Posta Porteña

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